El proteccionismo económico anunciado por Donald Trump en las elecciones nos tiene a todos un poco ‘con la mosca detrás de la oreja’ en un mundo globalizado (y Trump lo debería saber mejor que nadie –y creo que lo sabe-) y los mercados empiezan ya a volverse volátiles. No, este sistema no lo inventó Trump y fue un tal Keynes (de vez en cuando dejo de escuchar a Britney Spears, lo siento) el primero en defenderlo a Inglaterra para los ingleses y a los demás… lo mismo que ha dicho Trump.
Ahora bien, ¿es viable esta política? No voy a hablar de España porque me niego pero ya consideré el asunto de los populismos y prometer lo que no se puede cumplir en otro artículo que nadie habrá leído (pero que me importa un rábano frito):
Las ‘ambiciosas’ políticas de Trump, que consisten en proteger el empleo volviendo a la era… pre-tecnológica (por llamarla de alguna manera) y que los americanos vuelvan a tener un sueldo digno… están muy bien y –me sorprendió, no creáis- el auge de Wall Street así lo demuestra pero todas las medidas de Trump, como diría Marx (o no, yo creo que no), requieren de un asunto ‘capital’: el capital. Echar a tantos ‘pandilleros’ cuesta mucho dinero y las otras medidas proteccionista… también. ¿Quién lo paga? Y es que está muy bien lo de ‘puedo prometer y prometo’ pero de ahí al cumplimiento… hay un trecho. Veremos que pasa pero ya hemos hablado bastante de Nostradamus (que dijo, supuestamente) que no duraría mucho y a ver cuántos puestos de trabajo es capaz de crear en ese maravilloso país llamado Estados Unidos.
A los demás, sí, que nos den con viento fresco pero no sé qué pensarán en Silicon Valley de aplicar las medidas de Keynes al mundo de hoy en día.
De veras, ¿soy el único que sabe encender un ordenador? En el 78 no estábamos todos en Twitter mira, ¡Macho man!