Trump prohibió el viernes la entrada de personas de 7 países y cancela durante cuatro la emisión de visados de refugiados.

Él lo había dicho y él se llama Donald Trump y es el presidente y el viernes emitió una Orden Ejecutiva en la que prohibía expresamente la entrada a personas de 7 países a Estados Unidos (Libia, Irán, Irak, Siria, Sudán, Somalia, y Yemen) cuyo credo religioso es fundamentalmente musulmán (entre el 95 y el 99% de la población lo son, según parece).

Leo en El Mundo esta noticia, que Mae Ngai, profesora de Historia de la Universidad de Columbia, afirma que esta orden, por muy extraña que nos pueda parecer a algunos, es totalmente legal y que la batalla de los fiscales generales parece que van a emprender (16 de los 22 parece que están por la labor) puede caer en papel mojado. Trump tiene la sartén por el mango, como dicen en mi país.

En total, y desde el viernes, 106 personas fueron detenidas (no todas musulmanas, por cierto) y la polémica se aviva: ¿es moralmente lícito discriminar la entrada por el credo profesado? Entramos ya en asuntos mayores y no queremos citar ejemplos históricos que a todos nos vienen a la mente pero Trump se mete en un terreno pantanoso que, sin embargo, venía coleando hacía ya mucho tiempo (hoy mismo se ha vuelto a producir un atentado en Quebec).

Los recursos que se interpongan sobre la anticonstitucionalidad de la Orden Ejecutiva podrían, por tanto, no tener validez alguna.

Pues así está el patio y el mundo. Informó, Martín Cid.

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Escritor, fumador de pipa y fundador de MCM

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