Niccolò Paganini fue un intérprete y compositor de violín conocido por su viruosismo en los conciertos y sus composiciones (caprichos y sonatas).

La Leyenda de Paganini viene desde su más tierna infancia, cuando su padre le obligaba a practicar hasta 10 horas diarias con su violín. Paganini empez´0o a dar conciertos siendo aún un crío, destacando por su viruosismo.

Su fama fue creciendo hasta que, ya crecido, a alguien se le ocurrió decir que vio al propio diablo en forma de sombra, por lo que empezaron a decir que el concertista había hecho un pacto con el diablo para tocar de esa manera.

Se decía que era capaz de tocar hasta 12 notas en un segundo. La fama se extendió y el músico cobraba grandes sumas de dinero por sus conciertos y su aspecto lánguido, blanquecino, su cabellos largos y que siempre vestía de negro… hicieron el resto.

Que hablen de ti, aunque sea para bien, decía Oscar Wilde. Y de Paganini hablaron, y mucho. Él no le hacía ascos a eso de la fama, y se presentaba en sus conciertos en un carruaje negro con cuatro caballos negros. El resto, el público.

La anécdota quizá más famosa fue cuando se le rompió una cuerda en el violín… siguió tocando ante la estupefacción de la orquesta. Perdió la segunda… siguió tocando. Así hasta que sólo le quedaba una sola cuerda, y así logró terminar el concierto.

Murió sin recibir los sacramentos, fiel a la imagen de músico maldito de paraísos artificiales que cultivó en vida.

Eso sí, nos queda la leyenda del músico que hizo un pacto con el diablo para lograr el virtuosismo.

Y os dejamos con el capricho tal vez más famoso de Paganini, el número 24 en una de sus más célebres interpretaciones a cargo de David Garrett.

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