“Sin edulcorar”: Jerry Seinfeld vuelve a Netflix para divertirnos, nada más y nada menos

Jerry Seinfeld triunfó hace años con esa serie ya mítica de la televisión y ahora, años después de su conclusión, vuelve con esta película que muchos se han precipitado en denostar por su argumento ridículo y su falta de profundidad.

Sí, es tonta, rídicula y falta de profundidad, pero también “Barbie” nos pareció mejor película que “Oppenheimer” porque, en el fondo, es mucho más difícil hacer reír que tomar prestado un drama y una historia.

Jerry Seinfeld es un maestro en hacernos reír y lo vuelve a demostrar en esta comedia que, al menos para nosotros, es de todo menos tonta.

Una película que nos devuelve a los 60 y a su espíritu, que sabe burlarse de todo como en aquellas primeras temporadas de The Simpsons y que está llena de ritmo, agilidad e ironía por todos lados.

Un pedazo de historia americana sobre las Pop-Tart que, como Andy Warhol (y nótese el parecido razonable) también fue denostado por los críticos de arte más clásicos de la época.

Argumento

Post y Kellogg eran los dos gigantes de los cereales en un país en el que las grandes mentes del marketing se estrujaban los cerebros sobre cómo vender mejor el desayuno con cereales y leche. Todo cambia cuando Post, la marca rival de Kellog, descubre un nuevo sabor que parece saber a fruta de verdad, por lo que los directivos de Kellogg se ponen a inventar un nuevo sabor y a espiar sin freno a la competencia.

Sin edulcorar
Sin edulcorar

Los actores: no sólo Jerry Seinfeld

Sí, Jerry Seinfeld es el gran protagonista y nos da lo que esperamos, una gran interpretación cómica de gestos exagerados y grandes frases. Pero la película no se agota en su papel, y es que tenemos a la siempre genial Melissa McCarthy como su fiel compañera. Sin ella, sería otra película, y Melissa siempre hace bien su papel, aunque nunca vaya a ganar un Oscar.
No lo ganará por esta película tampoco, pero sí logrará ganarse al público en su papel de Donna Stankowski.

Lo mejor: la ambientación

“Sin edulcorar” tiene un gran mérito: nos sabe transportar al mundo de los años 60, el mundo de Woody Woodpecker, del hombre intentando llegar a La Luna y de los primeros intentos de los ordenadores. Es un viaje al pasado, sí, pero sin un ápice de nostalgia, porque la película es vibrante y no necesita hacernos sentir mal, tristes o darnos ninguna lección: viene a hacernos reír y lo consigue.

Una película llena de tonos chillones, de estampados y de trajes hoy en día pasados de moda. Hay mucha ironía en todo, muchas bromas estilo The Simpsons y también espacio para humor tonto y poco refinado, muy de los sesenta y muy pasado de moda, pero que hoy vuelve con agilidad y gracia, otra vez.

La dirección

En su debut en la dirección, Jerry Seinfeld nos da una visión muy rítmica, con un montaje muy bueno y una película técnicamente envidiable. No podemos dudar de las virtudes a nivel cinematográfico de “Sin edulcorar”, porque son muchas.

“Sin edulcorar” tiene mucho ritmo y está muy trabajada a nivel estético y argumental, con velocidad en los diálogos, en las interpretaciones y en toda la reconstrucción de aquellos años.

Nuestra opinión

Que digan lo que quieran, que opinen lo que les de la gana. Tendrán razón en que “Sin edulcorar” sea un poco “tonta”, pero es una comedia deliciosa con el firme propósito de hacer reír.

¿Lo consigue? Desde luego que sí, así que tal vez todos esos críticos a los que no les ha gustado deberían haberse replanteado la pregunta: ¿no os habréis equivocado de película?

Para los que queráis reíros y sólo reíros, “Sin edulcorar” es perfecta, encantadora y divertida.

Para los que busquéis neorrealismo, quizá haya otras opciones para vuestros sofisticados gustos.

Dónde ver «Sin edulcorar»

Netflix

Martin Cid
Martin Cid
Escritor, fumador de pipa y fundador de MCM
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